

Imagina un camino que se adentra cerca del corazón del bosque andino de Bogotá, donde el aire fresco y puro renueva tus energías y la naturaleza se despliega en todo su esplendor. Este es el escenario que ofrece “En Los Ojos del Anteojos“, una experiencia de turismo ético que invita a los viajeros a participar activamente aprendiendo de la regeneración y beneficiando a las huertas comunitarias, de Maya tejedores de la tierra, gracias a la unión de esfuerzos por la soberanía alimentaria y el bienestar de nuestras comunidades.
Un Guardián de la Naturaleza: El Oso de Anteojos
En la mitología andina, el Oso de Anteojos (Tremarctos ornatus) es un símbolo de conexión con la tierra y sus ciclos. Este majestuoso animal, no es solo es un emblema de la fauna colombiana, sino que también desempeña un papel vital en el ecosistema. Como dispersor de semillas, el Oso de Anteojos ayuda a que la flora del bosque se regenera y florezca, creando hábitats para diversas especies y asegurando la salud del bosque alto andino que se conecta con los cerros orientales de Bogotá.
Al igual que el Oso de Anteojos, los seres humanos tenemos la capacidad de ser agentes de cambio y regeneración. Tal como el oso dispersa semillas y promueve vida, nosotros también podemos sembrar nuestro impacto en las comunidades que visitamos. En “En Los Ojos del Anteojos”, no solo promovemos el turismo como una forma de disfrutar del mundo, sino como un medio para nutrirla.
La Soberanía Alimentaria y el Viaje Consciente
Nos enfrentamos a desafíos globales: la alimentación sostenible, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Por eso, el turismo ético tiene la responsabilidad de ser consciente y de fomentar prácticas que beneficien tanto a nuestra salud como al entorno que nos rodea. Participar en las actividades de las huertas comunitarias no solo te conecta con la tierra, sino que también apoya a quienes luchan por una alimentación justa y accesible para todos. Al colaborar con los agricultores locales.
